Estos zapatos, son los mismos zapatos que utilizaba en su etapa de cardenal para ir a las barriadas más pobres y marginales de Buenos Aires, y poder visitar a los enfermos.
Tampoco quiere ropa nueva, ha pedido que le arreglen los trajes que tenía Benedicto XVI. Otro ejemplo, si tenía que comer fuera, prefería hacerlo en comedores públicos y económicos y además con toda naturalidad. “Simultáneamente es un Papa culto, intelectual, con excelente formación humanística y antes del noviciado se tituló como Técnico Químico". Ha sido profesor de Filosofía, Teología, Literatura. También le gusta el fútbol y el tango.
Todo un recital de pobreza evangélica, de desprendimiento de las cosas materiales y de renuncia al propio yo.
Podrá nuestra soberbia, hedonismo, vana-gloria, resistir por más tiempo sin rendirse a la evidencia de que no se puede servir a Dios y a la riqueza. Y que Jesús vino a servir y no a ser servido.
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